La idea de hoy era proponeros una actividad “chulísima” para hacer con los niños en la playa, pero nos hemos emocionado con el tema naturaleza y entorno y hemos acabado escribiendo algo muy diferente.

Sabéis que nos encanta descubrir el entorno y jugar con elementos naturales, pero nunca os hemos explicado el porqué.
¿Qué por qué?
Las razones son muchas. La primera que nos viene a la cabeza es la necesidad de interactuar con la naturaleza. En una época en la que los niños pasan más tiempo frente a un televisor que al aire libre. Donde la mayoría de la comida que compramos está pre procesada; el pollo viene cortado, la piña pelada y los guisantes en bolsa. Ahora más que nunca tenemos que salir al campo o a la playa, al parque o al camino. Jugar con la tierra, saltar piedras, ¿quién no ha disfrutado alguna vez con estas actividades?
Fomenta el juego cooperativo. Los niños desarrollan juegos más creativos cuando se encuentran en áreas verdes, y de una forma más cooperativa. ¿No os ha pasado nunca que vuestros hijos de edades diferentes juegan juntos en el parque pero no en casa?
Apoya la creatividad y la resolución de problemas. Jugar en la naturaleza es especialmente importante para desarrollar las capacidades de creatividad, resolución de problemas y el desarrollo intelectual (Kellert, 2005).
Reduce los síntomas del Trastorno de Déficit de Atención (TDA). El contacto con el mundo natural puede reducir significativamente los síntomas del trastorno de déficit de atención en niños a la edad temprana de cinco años de edad (Kuo and Taylor, 2004)
Practican actividad física. En una época sedentaria donde incluso, en la escuela, pasan largas horas sentados, es más importante que nunca descargar la energía acumulada en un entorno abierto y natural.
Mejora los hábitos alimentarios. Si les damos la oportunidad de ver como se cultivan los alimentos, de donde vienen y les hacemos partícipes de su propia nutrición.
Mejora la visión. No nos preguntéis porqué pero sí, existen estudios que relacionan una mayor cantidad de tiempo al aire libre con tasas reducidas de miopía. Y si lo pensáis tiene toda la lógica. No fuerzas la vista, la puedes relajar con facilidad…
Apoya las relaciones sociales. Es difícil ver a un niño jugando sólo al aire libre. Por naturaleza tienden a buscarse unos a otros y a compartir sus juegos de forma libre y voluntaria, con sus propias normas, iniciativas y propuestas. Desarrollan así capacidades sociales que les ayudarán el resto de su vida.

En algunos países hace tiempo que las escuelas se apuntaron a la moda de “naturalizar espacios de aprendizaje”. Y aunque esperamos que no se trate de una simple moda, estamos super felices porqué por fin ha llegado esta moda a nuestra guardería.
De repente el patio se ha cubierto de césped, ha aparecido una casa de madera preciosa y los troncos y las plantas invaden el espacio. Vamos, que cualquier día de estos no vamos a trabajar y mejor nos quedamos con los peques.
Ah! Y por la actividad de la que os hablábamos al principio de este post no os preocupéis, en breve la tendréis en vuestro email. Suscribiros si no lo estáis ya a nuestro blog.

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